Testimonio sombrío Análisis del cuento La sombra de Cristian Andersen

En la obra La Sombra de Cristian Andersen, se maneja un narrador extradiegético, cuyo uso garantiza la inmersión de lo fantasioso a través de lo real. En la narración se van dejando evidencias que permiten la metamorfosis de la historia de ser en un comienzo de tono realista y, con el paso de las escenas va tomando tinte fantástico, todo esto mediante la metaforización y el entrecruce de situaciones analógicas que posibilitan la verosimilitud de los eventos, cosa que sin usar un narrador extradiegético no se lograría. El presente texto expondrá situaciones particulares que serán llevadas al análisis con el objeto de argumentar la situación expuesta al inicio del párrafo. Para ello se hará un análisis interno de la obra, siendo ella el único referente.

La sombra, que desde un comienzo (primer párrafo) llega a colación en medio de la situación narrada, comienza siendo un objeto más con las mismas cualidades que puede tener una sombra:

Al sabio de los países fríos, que era joven e inteligente, le pareció que vivía en un horno candente, y le afectó tanto, que empezó a adelgazar. Incluso su sombra menguó y se hizo más pequeña que en su país; el sol también la debilitaba. Tanto uno como otra no comenzaban a vivir hasta la noche, cuando el sol se había puesto.

La sombra, gradualmente, va teniendo fuerza al interior del texto y, la forma cómo va mimetizando la voz narrativa hacia el efecto fantástico que más adelante quiere imprimir en el lector, es a través de la descripción común de sus cualidades, de manera tácita, fijando en ella la atención de lo narrado pero sin hacerla hasta el momento el centro de atención:

Era digno de verse. En cuanto entraba luz en el cuarto, la sombra se estiraba por toda la pared, incluso hasta el techo, tenía que hacerlo para recuperar su fuerza.

Hasta este momento parece una sombra normal, como cualquier otra. La sombra entra y sale del texto, es una de las historias narradas, la otra es lo que pasa en la vida común del protagonista, los hechos de su estancia tanto en un lugar como el otro van alimentando la trama, como sucede en uno de los puntos álgidos de la historia, el momento que el extranjero descubre, a través de la ventana, la presencia de aquella mujer y vuelve a aparecer la sombra de manera inadvertida:

Una noche el extranjero estaba sentado en su balcón, con una luz encendida en el cuarto a espaldas suyas, por lo que, como es natural, su sombra estaba en la pared de enfrente. Sí, allí estaba sentada exactamente enfrente entre las flores del balcón, y cuando el extranjero se movía, también se movía la sombra, porque así es como hacen las sombras.

A través del uso del narrador extradiegético, que puede darle voz a los personajes de la historia que cuenta; se observa un primer momento en que el extranjero fija la atención en su sombra:

-Parece como si mi sombra fuese el único ser vivo que se viera enfrente -dijo el sabio-. Con qué delicadeza se sienta entre las flores.

Es a partir de allí donde la sombra, con el protagonismo que a partir de allí encarnaría, toma personificación y comienza a convertirse en un personaje más del relato, ayudada en su labor por el narrador:

Y le hizo gestos con la cabeza a la sombra, y la sombra le correspondió:

-¡Anda, pero no te pierdas!

A partir de allí el tono de esto personaje se va haciendo más sugestivo y va tomando una mayor tonalidad humana, no solo por el uso de la voz, sino por su percepción que tiene de las cosas reales en el mundo de los humanos, el momento en que hace la división total de la obra en pasar de un ambiente realista a uno fantástico se logra a través del siguiente giro narrativo conducido por la voz del narrador:

Y el extranjero se levantó, y su sombra allá en el balcón de enfrente se levantó también; y el extranjero se volvió y la sombra se volvió también; si por acaso alguien hubiera estado observando, hubiera visto claramente que la sombra se colaba por la puerta entornada en la casa de enfrente, al tiempo que el extranjero entraba en su cuarto y corría la larga cortina tras de sí.

El paralelo entre lo real y lo irreal (o fantástico) ya no parce tener una franja clara y ambos elementos se mezclan de una manera análoga provocando el efecto del humor y de la ironía en las situaciones posteriores.

A medida que la voz de la sombra va adquiriendo fuerza u personaje se va convirtiendo de igual manera en co- protagonista y utiliza el estado de confusión en que tiene al extranjero, al que fácilmente lo domina haciéndolo quedar en ridículo y perdiendo incluso la vida.

Ya, no es nada corriente -dijo la sombra-, pero usted tampoco es nada corriente y yo, bien sabe usted, desde que era así de chiquito he seguido sus huellas. En cuanto usted descubrió que yo estaba a punto para ir solo por el mundo, seguí mi camino. Me encuentro en una situación excepcionalmente afortunada, pero me ha acometido cierto deseo de volverlo a ver antes de que usted muera -porque usted ha de morir-. También me gustaría visitar este país, porque la patria siempre tira. Veo que tiene usted otra sombra. ¿Le debo algo a ella, o bien a usted? Hágame el favor de decírmelo.

La obra, por su manejo, deja en el aire inquietudes sobre aspectos morales y simbólicos que se quieran allí representar. Ese no es el objetivo del presente texto. La mirada sobre el cuento a través del presente análisis buscó la forma de mostrar como el uso del narrador extradiegetico, a través de sus tantas virtudes, logró conducir la historia entre la realidad y la fantasía, dejando ciertos vacíos de sentidos que el lector podrá llenar, mediante el uso de situaciones extremas e irreales logró darle forma y personalidad a un personaje totalmente ficticio como en este caso es el representado ir la sombra.

A manera de conclusión se puede advertir que la Sombra es un cuento cuyo drama está centra en la personificación de un personaje fantástico (la sombra) quien al adquirir una personalidad propia con unas características bien marcadas y ayudado por los efectos que tiene en el relato el uso del narrador extradiegético, quien era el encargado de dar los giros de sentido a la narración, posibilitó esa ambigüedad en el ambiente del texto entre lo real y lo fantástico.

Temas