Primeros auxilios para momentos de ansiedad

La ansiedad genera una contención automática del aliento. Sin darnos cuenta, cuando nos atraviesan estos estados emocionales de agitación y temor, tendemos a retener el aire sin permitirle su salida natural en la espiración. Al irse acumulando en los pulmones, no hay espacio para el nuevo aliento o solo es un pequeño volumen es admitido. Ello genera una respiración muy superficial y agitada, cuya sensación intensifica la emoción que estamos experimentando. En un momento así, sea cual sea la intensidad emocional, recuérdate la necesidad de detenerte y dedicarte unos momentos. No tienes que hacer nada para librarte de lo que sientes.

Deja de lado cualquier pensamiento o historia que tengas entre manos y sintoniza con tu cuerpo, que es el escenario del sufrimiento.

Si pones la mano en tu pecho amablemente, sentirás el movimiento de tu respiración tal y como está siendo. Notarás que es rápido o superficial. Presta especial atención al pequeño momento en que el aire está saliendo y acompáñalo.

Cada vez que espires, aunque sea levemente al principio, deja que salga un poquito más de aire. Pon tu atención en las sensaciones de espirar y acompáñalas hasta el final.

Notarás que la espiración se alarga poco a poco y que todo el aire que había quedado retenido va liberándose, permitiéndote poco a poco inspirar más abiertamente.

Familiarizarte y sintonizar con tu espiración es una llave maravillosa que permite que el natural fluir del aliento se restablezca fácilmente. Disfrútala.

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