En mis clases de literatura busco que cada estudiante se acerque a las obras de una manera dinámica y significativa. Comienzo siempre con una presentación detallada de la novela: su contexto, su autor, su momento histórico y las claves que permiten entrar en su universo narrativo. No se trata solo de dar datos, sino de abrir la puerta a una lectura más profunda, más consciente y más disfrutable....
En mis clases de literatura busco que cada estudiante se acerque a las obras de una manera dinámica y significativa. Comienzo siempre con una presentación detallada de la novela: su contexto, su autor, su momento histórico y las claves que permiten entrar en su universo narrativo. No se trata solo de dar datos, sino de abrir la puerta a una lectura más profunda, más consciente y más disfrutable.
Después, paso a lo que para mí es el corazón de la metodología: la conversación. A través del diálogo con el estudiante, exploramos las preguntas que la obra despierta, los temas que subterráneamente atraviesan sus páginas y la forma narrativa en la que está construida. Analizamos cómo se organiza el relato, la voz que lo cuenta, el ritmo, los puntos de giro y las decisiones que toma el autor para darle vida. Esta conversación no es un monólogo académico, sino un espacio compartido donde el estudiante descubre, interpreta y formula ideas que nacen de su propia experiencia como lector.
Finalmente, me gusta que los estudiantes cierren cada módulo con un proyecto creativo que dialogue con la novela leída. Puede ser un texto, una ilustración, una reinterpretación de un personaje, una escena escrita desde otra perspectiva, un pequeño ensayo experimental o cualquier formato que les permita expresar su lectura de manera personal. Con esta metodología busco no solo enseñar literatura, sino acompañar a los estudiantes a vivirla, habitarla y transformarla en algo propio.
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