Jennifer Paola Robles Perez

mis clases son enseñadas y aplicadas, al finalizar un repaso del tema enseñado y evaluado de forma oral o escrita.
experiencia de juego o reto creativo. En lugar de una prueba tradicional, convierto el proceso en una aventura de aprendizaje donde el niño se sienta motivado, curioso y feliz de participar.

También uso evaluaciones creativas como proyectos, dibujos, maquetas o historias inventadas, donde los niños demuestran lo que aprendieron de una forma libre y significativa. Mientras se divierten, yo observo sus habilidades, su comprensión y su forma de expresarse.De esta manera, la evaluación deja de ser un momento de presión y se convierte en una oportunidad para disfrutar, reflexionar y celebrar lo aprendido.
Cuando evalúo a mis estudiantes, me gusta hacerlo de una manera divertida, donde ellos casi ni se den cuenta de que están siendo evaluados. Para mí, una evaluación no debe ser un momento de miedo o estrés, sino una oportunidad para descubrir todo lo que han aprendido y cómo lo aplican en su día a día.

Por eso, suelo transformar la evaluación en un juego lleno de imaginación. Por ejemplo, organizo una “aventura del conocimiento”, donde los niños se convierten en exploradores que deben superar diferentes retos para encontrar un tesoro escondido. Cada reto está relacionado con los temas que hemos trabajado: pueden resolver acertijos de matemáticas, leer pequeñas pistas, escribir una palabra mágica o construir algo en equipo. Al final, siempre les doy una retroalimentación positiva, destacando sus logros y animándolos a seguir mejorando sus habilidades.